En las pasadas Jornades fotogràfiques de Platja d'Aro una de las actividades que organizamos fue el Plató al Carrer, que consistía en montar un estudio en la calle, con flashes d'estudio y fotografiar a personas anónimas que pasaban por allí. Antes de seguir quiero agradecer a todos los que hicieron posible esta iniciativa su esfuerzo y disposición, en especial a Bachimport que nos proporcionó el equipo Bowens, como a Epson que nos suministró una impresora y material de impresión. Y sobre todo a esos maravillosos desconocidos que voluntariamente compartieron con nosotros un rato de diversión y empatía al dejarse fotografiar y sin quienes habría sido del todo imposible esta actividad.
Para ello compartimos con un grupo de amigos y alumnos la diversión de salir al exterior pero manteniendo las posibilidades y la calidad del estudio, jugar a unir luz natural y artificial, el azar y la planificación, lo intuitivo y lo reflexivo. Para otro día dejo una reflexión más larga sobre como la posibilidad de extraer la iluminación del entorno del studio ha influido en la evolución actual de la fotografía, sobre como la implantación del uso controlado de la luz ha ayudado a un cambio estético y esta abriendo una nueva tendencia casi que post-strobist por llamarla de alguna manera.
Hoy nos quedamos con un concepto tan tonto como fundamental que es que nos gusta las personas, que al fin y al cabo para una gran parte de los que hacemos fotografía, además de muchísimas cosas, es un medio para acercarnos a otros, para poder mirarlos y sentirlos, para ser un poquito más humanos y más cómplices en ese teatro conjunto que es vivir aunque sea a través de luces, fondos, ópticas, … etc etc.